La cirugía refractiva es una excelente alternativa para muchas personas que desean liberarse del uso de gafas o lentes de contacto. Sin embargo, no todos los pacientes con errores de refracción elevados son candidatos a procedimientos como LASIK o PRK. Para aquellos que tienen graduaciones muy altas (tanto de miopía como de hipermetropía) o que presentan ciertas características corneales que impiden la realización de la cirugía láser, existe otra opción igualmente segura y eficaz: la lente fáquica ICL (Implantable Collamer Lens).
A continuación, te explicamos en qué consiste este procedimiento, sus ventajas y lo que debes considerar si estás evaluando la posibilidad de someterte a una cirugía refractiva y no calificas para LASIK.
¿Por qué algunos pacientes no son candidatos para LASIK?
- Graduaciones muy elevadas.
Cuando la miopía, hipermetropía o astigmatismo son muy altos, el espesor de la córnea podría no ser suficiente para la corrección con láser, o el moldeado corneal requerido para lograr la corrección visual puede ser excesivo. - Córneas delgadas o irregulares.
Los pacientes con queratocono o con córneas demasiado finas no son buenos candidatos para LASIK, ya que el láser requiere tallar parte del tejido corneal para corregir el error refractivo. Esto puede comprometer la estructura de la córnea. - Sequedad ocular severa.
La cirugía LASIK a veces puede agravar los síntomas de ojo seco, por lo que si un paciente sufre de sequedad ocular severa, se podría desaconsejar este procedimiento. - Enfermedades o condiciones especiales.
Existen otras afecciones oculares (como uveítis o glaucoma no controlado) que podrían contraindicar el uso de láser para la corrección visual.
Lentes Fáquicas ICL: ¿En qué consisten?
La ICL (Implantable Collamer Lens) es una lente intraocular que se implanta sin extraer el cristalino natural, a diferencia de la cirugía de cataratas. Está compuesta de un material llamado Collamer, que es biocompatible con el ojo humano y permite una excelente calidad óptica.
- Se coloca entre el iris y el cristalino (en el llamado espacio retropupilar).
- No requiere remodelar la córnea.
- Se puede extraer o reemplazar si en el futuro hay cambios en la graduación o si surgen nuevas tecnologías.
Ventajas del ICL
- Amplio rango de corrección.
Las lentes fáquicas permiten corregir graduaciones muy altas, tanto de miopía como de hipermetropía, que, de otra manera, serían imposibles de tratar con LASIK. - Calidad visual excelente.
Al no alterar la córnea, se conserva la curvatura y estructura corneal original. Muchos pacientes reportan una visión más nítida y contrastada. - Procedimiento reversible.
Aunque no es común la necesidad de explantarla, el hecho de que sea extraíble y reemplazable aporta un grado de seguridad adicional. - Rápida recuperación.
Por lo general, la visión mejora de forma notable casi de inmediato, y la recuperación visual completa es breve. - Conservación del cristalino.
A diferencia de la cirugía de cataratas o del intercambio de lentes refractivas, el cristalino natural permanece en su lugar, lo cual mantiene la acomodación (en pacientes jóvenes) y reduce el riesgo de desarrollar cataratas tempranas.
Consideraciones y Posibles Desventajas
- Invasividad.
Aunque es menos invasivo que otros procedimientos intraoculares, implica una incisión quirúrgica y la introducción de un lente dentro del ojo. - Posibles complicaciones.
Como en cualquier procedimiento intraocular, existe un riesgo de infecciones, aumento de la presión intraocular o formación de cataratas (generalmente mínimo si se respetan los criterios de selección). - Control preoperatorio riguroso.
Es fundamental realizar estudios oculares detallados (biometría, recuento de células endoteliales, mapeo corneal, entre otros) para determinar la idoneidad de la lente y su tamaño. - Costo.
El implante de lentes fáquicas suele ser más costoso que las cirugías láser. Sin embargo, para muchos pacientes representa la mejor opción a largo plazo.
El Procedimiento Quirúrgico Paso a Paso
- Evaluación Previa.
El oftalmólogo evaluará si eres candidato midiendo el espesor y la curvatura de la córnea, la profundidad de la cámara anterior y el recuento de células endoteliales. - Preparación.
En el día de la cirugía, se aplican gotas anestésicas y, si es necesario, un sedante suave para tu comodidad. - Incisión Mínima.
Se realiza una pequeña incisión en la córnea (generalmente de unos 2-3 mm, dependiendo del tipo de lente y la técnica). - Inserción de la Lente.
El lente ICL se pliega y se introduce en el interior del ojo, ubicándola con cuidado por detrás del iris y por delante del cristalino. - Ajustes Finales.
El cirujano verifica la posición adecuada de la lente y revisa la presión intraocular. En ocasiones, se aplican gotas antiinflamatorias y antibióticas. - Recuperación.
La recuperación suele ser rápida y, por lo general, en cuestión de días el paciente alcanza una visión excelente.
Cuidados Postoperatorios
- Uso de gotas para prevenir infección y disminuir la inflamación.
- Seguimiento médico para medir la presión intraocular y chequear la correcta posición de la lente.
- Evitar frotarse los ojos o realizar actividades que puedan aumentar la presión interna, al menos durante el periodo de cicatrización.
- Protegerse de la luz intensa con gafas de sol y descansar adecuadamente los ojos.
Conclusión
Para quienes buscan una solución efectiva a graduaciones muy altas y no son candidatos a LASIK, la lente fáquica ICL representa una opción sumamente segura, confiable y con excelentes resultados de calidad visual. Si estás evaluando someterte a una cirugía refractiva y te han indicado que el LASIK no es la mejor opción para ti, te recomendamos consultar con un oftalmólogo especializado en cirugías intraoculares e implantes de lentes fáquicas.
Recuerda que cada caso es único, y solo un estudio detallado de tu salud ocular permitirá determinar si el ICL u otro procedimiento es el más adecuado para ti. ¡La buena noticia es que hoy en día existen múltiples soluciones para disfrutar de una mejor visión sin depender de gafas o lentes de contacto!
